jueves, 3 de diciembre de 2009

Habitat de Carpe

Como era de esperar, la residencia de estudiantes Erasmus es algo a lo que un padre de hija nunca se acostumbrará, aunque no lo reconozca. El establecimiento, con largos pasillos en cuyas paredes se enfrentan multitud de puertas en las que ya se comienza a intuir el espíritu del local, es feo como pocos. Por la gente que circula por él, se confirma la multiprocedencia de sus moradores, de acuerdo con la sociedad global que facilitan los actuales medios de transporte, las nuevas tecnologías y sobre todo (esto es opinión personal), que los jóvenes estudiantes de hoy descienden de padres educados ya entre inquietudes sociales y posterior transición, que buscaban descubrir y aprender más allá de nuestras fronteras. Yo mismo ya pude disfrutar de la revolución portuguesa con 18 años, con un italiano (Pasolini), una historia (la de O) y un tango (el último), en unos locales tan cerrados, oscuros y llenos de gente como la residencia de Carpe (los cines de Lisboa) que marcaron aquel paseo inolvidable a pesar del guardia civil que se empeñó en quedarse con mi póster de Mao, y que seguro han ayudado a no poner casi pegas a este Erasmus.


Volviendo al domicilio actual de Carpe (por poco tiempo), puertas abiertas, mezclas de olores de especias chinas, porros, salchichas cerveceras alemanas y el aceite de oliva español que dora las tortillas, entre otros, castigan la pituitaria sin piedad. Puertas abiertas, reuniones en la cocina ¿?, peleas con la nevera para hacerse un hueco donde colocar el queso, que no tardará en desaparecer gracias a la necesidad -o la búsqueda de aplacar la gula de algunos-,  incluso desfiles por los rincones buscando algún Mb de más de la WifiLAN, o el indescriptible cuarto de lavado , forman parte del paisaje. Es parecido al de algunas comunas que conocimos unos años atrás, pero con calefacción y TIC's (aunque muy mala la Wifi). De la habitación de Carpe y su orden, mejor no hablar. Si hubiera que definirla con una sóla palabra, sería caos. Si fuera con dos, caos total y si con una frase, "jamás he visto un caos como aquel". Sólo un consuelo: Carpe sigue teniendo su sonrisa, o incluso la ha ampliado, aunque tanta libertad la confunda.

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