lunes, 12 de octubre de 2009

Por fin sola !!

Primer día de clase, y despedida de la familia que vuelve a España. Una vez en la Humboldt, hay que localizar la cafetería o restaurante. No hay estudiante español que se precie que no los frecuente para beber/comer, ligar o jugar al mus. Lo de estudiar es en otros recintos. Una vez localizada la Mensa (así se llama en germano), se inauguran las citas de españoles.  A la hora de comer nuestro  corro (el español)  es, lógicamente, el que más llama la atención. Todo el mundo mira y alucina con sus gritos, gestos y coreografías. A los que se acercan, les enseñan las tonterías nacionales que causan furor entre los teutones. Pero la conciencia se les despierta  cuando se dan cuenta de que todo el mundo aprende otro idioma (además del alemán y el materno), y buscan inmediata e imaginativa solución: Sólo quedarían si llevaban a otro ¿extranjero?, no valiendo los alemanes. Carpe Diem se llevaba a su sueco, compi de piso. El objetivo era doble: aprender y perfeccionar el alemán y el inglés, y conocer a gente de otros países. Al principio lo cumplían a rajatabla, pero íban perdiendo calidad en las fiestas con los "muermos" que se colaban, así es que relajación de la norma al canto. Simpáticos o con evidentes méritos "a la vista" son admitidos. El resto se va cayendo y no se reponen. La verdad es que ya tienen bastante mezcla de razas en el grupo con madrileños, catalanes, andaluces, maños y gente de casi toda nuestra geografía. En Berlín, la colonia Erasmus española es enorme.

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